No sirve mi sufrimiento si no me escuchas, lo sé. Acaso ves mis muecas de dolor cuando eliges mirar hacia otro lado? No quieres entender que tu pasividad y poco (o ningún) amor me duele tanto como si una helada daga se clavara cuando me miras sin ningún sentimiento, no quieres aceptar que el silencio es normalmente la única nota que ponemos en este pentagrama de los dos, en esta melodía que un dia sonó agradable y que hoy es un chirrido sin ritmo ni cadencia.
Cierro los ojos cuando prefiero no ver tu cambio, la mutación de ti, me asombra el abismo que existe entre la persona a la que quise y la que el espejo de la vida me devuelve últimamente.
Seguiré gritando con esta mudez que me ha invadido…quiero creer que un dia podré vomitar las palabras sin sonido que voy guardando, quiero pensar que un dia saltaré la valla del miedo para encontrar el mundo que hoy no me animo a descubrir, un mundo que vislumbro pero por alguna extraña razón no me permito. A veces todos atesoramos en nuestro interior promesas que nos ayudan a vivir, a veces los gritos los escuchan solo aquellos que funcionan en nuestra frecuencia, seres que tienen la piel sensible. Y también el alma.
Textos: Bett Gonzalez Casasola
Fotos: Alberto de Haro