La vida, el vivir en sí es un lago de aguas quietas que vamos surcando casi sin sobresaltos hasta que nosotros ( o alguién) lanza una piedra, y el estanque se agita. Cìrculos concèntricos se amplìan, el movimiento sigue y todo cambia.
Es bueno lanzar la piedra? Es mejor dejar el estanque quieto o generar el cambio?
Preguntas a la vida que no suele contestar como uno quisiera…
Textos: Bett Gonzalez Casasola
Fotos: Alberto de Haro