El túnel

Las creencias populares dicen que cuando esta experiencia terrenal se termina visualizamos algo como un túnel, un momento donde dejamos este cuerpo para desprendernos e irnos hacia algún lugar.

Y no sé si será verdad, pero si sé que nos iremos, en silencio, o llorando, sonriendo o sin darnos cuenta, pero nos vamos.

Veremos una luz? Alguien tenderá su mano para que sintamos menos miedo? Nos dolerá ver que ya no podemos volver atrás?

No hablo de Dios porque si no puedo saber donde voy, difícilmente pudiera recrear su imagen…en realidad siento que mi capacidad mental no alcanza para hacerme una idea de como es, o también… para qué imaginarlo?

Alcanza con saber que allí, en ese humano, en el aire, en el bosque, en esa espuma de mar está. Y seguramente será parte de esa luz que algún día veré.

 

Textos: Bett G.C.

Fotos: Tetsuya Mitai

 

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Cuento: El insecto

El insecto

Sin saber como, penetró en la aurícula del oído de ese humano que estaba tirado sobre una cama.

Curvas, profundidades, siguió avanzando buscando una salida. Pero no la encontró.

No supo en que momento sintió hambre, y cuando frente a él encontró una materia gris, viscosa y cálida, comió hasta hartarse.

Luego, cansado por la aventura, se echó a dormir.

Durante el transcurso de los días engordó tanto que, aunque quiso salir, no pudo, por lo que decidió quedarse a vivir dentro de ese acogedor huésped.

El día que la cueva se convirtió en un lugar fétido y frío, se dio cuenta que su suerte estaba echada.

 

Texto: Bett G.C.

Foto: Google images

 

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Vida

El mar tan azul.
Cielo y mar confundidos en un solo lienzo. Un barco surca solitario sus aguas y siento que allí voy, silenciosa, pensativa.
El viaje es en solitario siempre, algunas personas se acercan, se quedan o parten pero no viajamos juntos, solo nos acompañamos.
Comprender la importancia de la compañía, del estar, de poder contar con ese otro, física o virtualmente nos hace sentir menos la soledad del vivir.
Solos llegamos, solos nos iremos, pero entretanto aquí estamos, compartiendo la vida.
Textos: Bett G.C.
 
Foto: Pixabay
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Mala suerte

 

El callejón oscuro, lleno de mugre y soledad era tierra de nadie. El tipo venía a los tumbos, borracho, hablando con él mismo y sus fantasmas. Había perdido todo en el Casino y encima le había errado a la calle que lo llevaba a su casa.

Un navajazo certero, el brillo acerado dibujó una curva que le arrebató la vida, y sin tener tiempo de comprender que pasó, cerró sus ojos para siempre.

El mendigo le revisó la ropa torpemente. Solo un teléfono móvil y unos documentos.

De dinero, nada.

Mala suerte, hoy no hay billete para el vino, pensó.

Limpió la navaja en el saco del muerto y se alejó sin prisas. La noche aún no terminaba.

 

Textos: Bett G.C.

Foto: La web

 

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