Soles

El sol provoca en mi una magia peculiar. Una hebra de sol matutina me lleva a mañanas de mi infancia, de comedor de la abuela donde millones de motas de polvo volaban sin explicación, o a otras en las que preparaba el dia de mis hijos preguntándome que almorzarían o si habían hecho las tareas escolares.

Quizá una tarde sol de invierno me acomoda en otra donde disfrutaba de un libro o estaba triste por alguna cuestión y un sol débil no ayudaba a mejorar el ánimo.

Un sol de domingo me remite a viejas tardes en compañía de mis chicos, de salidas de familia o más atrás a la casa de mis abuelos y sus tardes de televisión y debates de todas las cuestiones familiares de la semana.

El sol alumbró cientos de momentos, y en mí se guardan sus colores e intensidades, como películas antiguas un poco desvaídas o llenas de color si el amor las inundaba.

Todos guardamos en el alma un poco de sol. Y un poco de cielo.

Texto:Bett G.C.

Fotos: Pixabay

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