Un envión nos impulsa hacia el universo, en un movimiento automático, en un hacer sin pensar. Vamos viviendo, soportando, perdonando, dejando ser, permitiendo situaciones y cosas solo por no cambiar la rutina.
Y asi transcurre la vida.
Es como si no tuviéramos el coraje de darle una vuelta a las cosas, de no querer descubrir otra faceta nuestra, de no poder lanzarnos a la vida a ver que hay más allá del horizonte.
Pero un dia cualquiera algo pasa.
Pequeño, que va creciendo, que nos va despertando ganas, corajes, deseos, ilusiones. Y empezamos a valorar eso de que quizás es mejor dejar y seguir adelante, con la incertidumbre de lo que encontraremos, con la promesa de lo que podremos descubrir.
Quizá a veces debemos agradecer el portazo, el insulto, el desprecio, el desamor si son ellos lo que nos permiten intentar buscar una versión mejor de uno mismo.
Texto: Bett G.C.
Imagen: Pixabay