Pongo una vela en memoria de todos los recuerdos impíos y obligados a olvidar, por los que guardan tanta alegría que evitamos recordar porque sino la realidad se nos hace insostenible.
Le doy vida a esa llama por tantos seres que nos acompañaron en alguna parte de la ruta y que hoy son sombras, por tantas palabras gastadas en vano y otras tantas que salvaron vidas.
En memoria del amor que fue brioso y brillante, de los abrazos enamorados y de las miradas únicas, por todos ellos arde ese pequeño fuego, porque todo lo que se recuerda no muere. No se pierde.
Pongo una vela por toda esta vida vivida que no quiero termine, por todos estos tiempos blancos y negros, mojados por lágrimas de lluvias de malas épocas o sembrados de sonrisas de soles.
Porque mientras veo esta vela arder pienso que todo, absolutamente todo valió la pena.
Y voy por más.
Texto: Bett Gonzalez Casasola
Foto: Giphy