Ayeres perdidos como sombras que aguardan en la oscuridad del pasado y que nunca nos abandonan.
Retazos de vida que guardamos por alguna razón desconocida, pedazos en forma de recuerdo que resisten a todas las guerras de la vida, a maremotos de lágrimas, a bombardeos de penas, y aunque a veces pensamos que olvidamos, un dia vuelven a brillar en nuestra memoria como bronce bajo el sol.
Ayeres perdidos que viven, que permanecen, que van y vuelven mientras dure la vida y el perfume de esa flor que somos.
Texto: Bett Gonzalez C.
Imagen: Pixabay