Las relaciones son como sogas, creadas con muchos hilos que le dan dureza. Son hilos de amor, de consanguinidad, de amistad, de conocimiento de años, de respeto. Las mareas de la vida, al igual que el mar, van endureciendo esos hilos, o desgastandolos hasta que se cortan.
A veces, esas relaciones se fortalecen y resisten las malas épocas, los malos vientos que traen huracanes que sacuden, tiempos de lluvias de lágrimas, y ahí siguen, hasta el final, agarrados unos a otros como forma de supervivencia.
En cambio, otras veces los hilos se empiezan a soltar, se secan y pierden su fuerza, cada fibra suelta a la otra y todo se va desatando hasta tener cada uno un camino propio. Los hilos se cortan porque pierden esa razón de ser fuertes, porque el tiempo y el mar de la vida los maltrató tanto que ya no resistieron más.
El hilo se puede cortar siempre, nadie sabe cuales sogas resistirán y cuales soportaran, es un misterio del cual nadie conoce el final cuando la soga se comienza a trenzar, solo depende de cual es la fibra íntima de cada uno de ellos.
El amor a estar unidos es la única razón por la cual resisten. Como en la vida.
Textos: Bett GC.
Imagen: la web