Construirse y deconstruirse

Volví. Necesitaba volver. El blog es un lugar donde vengo, descargo mis pensamientos, dejo mi huella digital para la eternidad. Me gusta pensar que voy a ser eterna aunque nadie encuentre esta estrella en la galaxia infinita del internet vasto, y solo desapareceré el día que el último dispositivo se desconecte y ya solo exista la nada.

Descubrí que es mejor no ser el que uno era y permitirse explorar quién podemos ser. No quedar clavados en lo rutinario, en lo obligatorio, en lo que debe ser, al menos intentar tener cierto control sobre lo que nos hace felices.

Quiero ir dejando las viejas ropas de lo que me enseñaron como bueno, malo, real, irreal, quiero definir mi nuevo yo esperando convertirme en lo que me hace bien, en lo que me propone una sensación de confort conmigo misma, porque si no partimos de una armonía interior nada de lo que proyectamos es cierto, nos convertimos en un holograma que damos para que los demás se sientan conformes, contentos. Y nosotros ahí quedamos, enganchados en una imagen falsa y distorsionada de quiénes somos y lo que pensamos.

Reconozco que los virajes no son cómodos para los otros, tampoco hay que patear tableros: la naturaleza nos va modificando suavemente, pero nos cambia, y la decisión es únicamente nuestra.

La palabra deconstruir me suena a ir quitando suavemente los ladrillos de una pared, y cuando lo imagino, pienso en que cada ladrillo tiene un nombre de personas, de hechos, de imágenes. Elijo cual me gusta y me suma, desecho los que no me sirven para nada, y descubro que detrás de cada uno tengo algo para pensar.

En eso estoy. Es un momento interesante

Bett G. C.

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