Existen infinitas navidades. Cada uno tiene la que le tocó. La feliz, la solitaria, la del rico que tiene en su mesa manjares exquisitos, la del pobre que pone lo que puede y se regocija recordando mejores navidades pasadas.
A algunos le toca pasar la navidad en una cama de hospital, a otros sentados en un campo mirando las estrellas, existen tantas navidades como seres humanos, como un prisma de cristal que siempre crea múltiples reflejos.
No importa si levantas la copa, el vaso de plástico o la botella. Ni siquiera si vistes de fiesta o apenas unos jeans gastados, importa la celebración, la reunión con los otros o mínimamente contigo mismo.
Agradece el momento, agradece tu regalo: el de estar presente, el de estar vivo.
Textos: Bett Gonzalez Casasola
Foto:Pixabay