Caída y mustia, olvidada. Así me siento cuando recuerdo aquello que no fue nada y fue todo. No conocía ese sentimiento sin raciocinio y lógica que a veces aparece en nuestras vidas, cómo un viento que llega, devasta y se va.
Los pétalos inertes quedaron sobre la acera, y los paseantes anónimos pasan cerca sin entender nada. Y mientras tanto, sigo muriendo.
Textos: Bett Gonzalez Casasola
Fotos: Alberto de Haro
Hay otra forma de sentirnos marchitos y olvidados: cuando ponemos nuestra fe en aquello que significa todo y lentamente se apaga. Un sentimiento siempre te lleva un paso más allá de lo que puedes ponderar y la frustración, a veces, es un viento de cambio (lo peligroso es sentirnos como una veleta al albur del ciclón). Es complicado comprender porqué los pétalos se desgajan tan fácilmente, pero se hace menos contradictorio si pensamos que la flor, de alguna manera, ha sido fecundada.
La fe busca sola donde aliarse con el sentimiento, se instalan y nos dejan a nosotros, pobres mortales a su aire. Aunque no lo creas Raúl me has hecho ver que en el morir siempre hay un renacer. Gracias!
Es casi peor, ni siquiera volvemos la vista aunque no dejemos de andar, o correr…huímos, pero la individualidad de hoy nos permite abandonar el remordimiento junto a esos pétalos…
Remordimiento es una palabra poco usada en el mundo de hoy. Quizá sea porque se tiene poca memoria para asuntos del alma.
Son malos tiempos para ello Bett…tampoco hay muchas ganas…estamos de un apático subido.
Creo que nos vamos desdibujando hacia líneas que no prometen contenido. Pero todo ciclo acaba y se vuelve a empezar. Lo interesante sería saber cuando y dónde.
Si, sobre todo el cuando :-))
Como somos hijos del rigor nos tienen con la duda, a ver si generamos el cambio por inteligentes y no por miedosos.
Puede ser, pero siempre será mejor, desde su punto de vista, dirigirnos (de la manera que sea) a dejarnos tomar la iniciativa; el cambio, si lo provocamos nosotros, les puede salir muy caro.
Ya ves…aunque a lo mejor hallaron una sutil forma de indicarnos el camino.